sábado, 26 de noviembre de 2011

Un paso adelante

Hay un dicho revolucionario, que yo nunca he compartido, que dice: "Ni un paso atrás, ni para tomar impulso".
Hoy os propongo precisamente eso: un paso atrás para tomar impulso.
La Galería Guillermo de Osma, de Madrid, tiene una exposicón que se titula: Construyendo utopías: de De Stijl a la New Bauhaus. (Lleva desde el 15 de septiembre. No lo he dicho antes porque estoy medio atontado y me acabo de enterar. Pero estará hasta febrero, así que habrá que buscar un hueco, que los meses pasan volando).
Una de las más fieles y queridas seguidoras de este blog es Ana Moreno, historiadora del arte experta en De Stijl, que tiene un blog excelente sobre el tema: Fragmentos del cosmos. (Lo tengo entre los que recomiendo: ahí, en la columna de la derecha). En ella es en la primera que he pensado al enterarme de la exposición..
A mí estas cosas me llenan de melancolía. Mi primer impulso cuando veo estas obras es complacerme con la nostalgia y encerrarme en el agujero seguro del pasado ya resuelto (el pasado siempre está resuelto, por definición; es perfecto. Perfecto = Acabado). Tiendo a aislarme del mundo y a refugiarme en estas certidumbres tan exactas y tan queridas. Estas formas geométricas, estos colores puros parecen decirnos que el orden vence siempre al caos. La abstracción formal, tan fría y tan serena, tan constructiva, nos hace creer en un universo comprensible y leal, nada traicionero.
Pero pienso también en algo terrible: Los autores de estas formas abstractas geométricas tan seguras y tan rotundas trabajaban en medio de la tragedia y del miedo. Ellos eran muy valientes; tenían una fe inconmovible en lo que estaban haciendo, pero mientras tanto el mundo se caía a pedazos.


La gran vanguardia europea del siglo XX tuvo lugar entre las dos guerras mundiales, en el período más horrible que han conocido los tiempos. De Stijl se fundó en 1917, un año antes de que terminara la Primera Guerra Mundial (Holanda era país neutral), y la Bauhaus en 1919, un año después del final (con la diferencia de que la derrotada Alemania fue el país que más sufrió la guerra y sus consecuencias).
El mundo, literalmente, se había venido abajo. Los ciudadanos andaban por la calle como zombies. Había hambre, miedo, desesperación.
Pensamos que la crisis que estamos viviendo es el final de todo, y que jamás levantaremos cabeza, pero no es nada comparada con aquello.
Y, sin embargo, estos artistas heroicos creyeron en un mundo nuevo, construyeron un mundo nuevo. Si uno lee los manifiestos y los escritos de la época no puede creerse que sus autores estuvieran viviendo en la desolación. Tenían un trabajo que hacer, y lo hicieron. Creían ciegamente en el futuro, y construyeron un optimismo y una determinación admirables.
Por eso es bueno que vayamos ahora a ver esa exposición, y que la disfrutemos no con la nostalgia y calidez romántica que dije antes, sino con la mente abierta al futuro y las ganas de trabajar listas. Vayamos allí a cargarnos las baterías, y salgamos de allí con euforia.
No sé si Ana (a quien he mencionado antes), como historiadora se conformará con saber lo que pasó. Yo diría que no. Los historiadores tienen que estudiar el pasado y contárnoslo, para enfocar el futuro. Si no es así, el mero dato histórico es estéril. En todo caso, aunque hubiera algún historiador que se conformara con el mero saber erudito, nosotros, arquitectos, no nos podemos permitir eso. Nosotros tenemos que aprender del pasado (y de todo) para armarnos de ideas y de razones para construir el futuro.
Ánimo y a por ello.

1 comentario:

  1. Hola a todos,

    Muchas gracias, José Ramón, por mencionar mi pasión por De Stijl.

    Los historiadores del arte deben estudiar el pasado desde presente en el que viven. Desde nuestro presente, una obra no es ya sólo la obra, es la obra y todo lo que se ha dicho de ella hasta el momento. Es por ello que no nos podemos quedar con el mero dato, sino que es imprescindible no sólo conocer lo que pasó o cómo se escribió en ese momento, sino cómo se ha ido contando después y por qué se ha narrado de esa forma. Conocer cómo se ha contado la historia, con qué intereses y cómo hemos llegado hasta aquí, no sólo nos sirve para construir conocimiento, sino que aplicado a nuestras vidas (el arte guía a la vida... como decía Mondrian) debería ser lo que nos sirviese de estímulo en el deseo de querer crear un futuro mejor. En eso estamos.

    Un saludo.

    Ana Moreno

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