viernes, 16 de septiembre de 2011

Cristiano Ronaldo y El Sentimiento Trágico de la Vida

Estos días están sonando mucho unas declaraciones del futbolista-ciclista Cristiano Ronaldo. Tras su último partido le preguntaron por los ya habituales abucheos y silbidos del público, y dijo: "Será porque soy guapo, rico y muy buen futbolista. Me tienen envidia".
Claro que sí, hermoso. Claro que sí, machote.


Tiene toda la razón:
Primero.- Es guapo. Pues sí. Es guapo. Mucho. Su belleza natural se ve además aderezada por habilísimos y cuidadísimos arreglos capilares, y por exquisitos pendientes. Se diría que sus dos preocupaciones metafísicas son su aspecto físico y sus ferraris. Yo hasta ahora he sido siempre heterosexual, pero es que este hombre...
Segundo.- Es rico. Pues también. Debe de ganar más de veinte millones de euros al año (por decir algo), que es bastante más de la media de lo que se viene ganando por aquí. Pero es tan rico porque la gente, incluso la que está en la más precaria situación económica, se gasta unos eurillos en el fútbol y en adquirir algunas de las chorradas que anuncia. Por lo tanto, puesto que toda la sociedad estúpida le entrega una parte de sus mermados haberes, es lógico que este hombre ejemplar se vaya cargando de oro.
Tercero.- Juega muy bien. Eso nunca lo he tenido claro. Es un tipo muy hábil; eso es indiscutible. Y está muy ágil. Pero, haciendo un deporte de equipo, se entretiene demasiado en su lucimiento personal. Si puede dar un pase rápido al hueco no lo hará: Es más chuli hacer dos o tres bicicletas. Pero, vale, concedamos que juega bien al fútbol.
¿Y?
¿Esas tres cosas son tan envidiables? ¿Ser guapo? ¿Tener mucha pasta? (Que nunca gastará en libros de Schopenhauer) ¿Jugar muy bien al fútbol?
Parece ser que sí. Parece ser que esas son las tres metas ideales de todos los jóvenes del planeta. Pues vaya.
Pues vaya planeta.


Y, sin embargo, este gañán, que reúne en sí mismo todas las aspiraciones de la humanidad, no es feliz. Está abrasado por el Sentimiento Trágico de la Vida.
No es un sentimiento trágico religioso, pero sí un sentimiento trágico existencial. Quizá este amasijo de fibras musculares y de cremas hidratantes no lo sepa, pero en su interior hay una ansiedad unamuniana, una angustia vital.
Siempre está cabreado. Sabe que nunca va a alcanzar su meta. Nunca será mejor que sus fantasmas, nunca será superior a sus neuras.
La sociedad le ahoga entre paletadas de oro y de piropos. El mundo le ahoga en elogios mientras él se hunde en un no puedo.
Lo mismo que le pasa a él le pasa a todo lo que conozco, incluida la arquitectura. Ya no se trata de hacer un buen trabajo. Ya no se trata de jugar bien y de hacer buen equipo. Ya no se trata de aprovechar las mejores condiciones de un solar ni de hacer una casa cómoda y agradable. Se trata de ser el mejor. Se trata de tener muchos seguidores en facebook y en el blog. Se trata de sacar pecho y chulear.
(Hasta yo estoy en un ranking bloguero, y estoy muy contento porque este mes he subido).
La mejor arquitectura siempre ha sido anónima. Al arquitecto de una gran obra lo deberían conocer sólo sus clientes y los estudiosos de la arquitectura, pero no el "público en general". La obra es lo que cuenta. La obra de arquitectura es ciudad, es esquina, patio, sombra... nada más y nada menos. Es un banco bien puesto donde sentarnos a atarnos los cordones de los zapatos. Es un plano volado que acoge y que da gusto mirar. Es equipo, y juega con la casa de al lado, con la calle y con la plaza. Se trata de hacer buen fútbol, buena arquitectura, buena ciudad. Se trata de que el público disfrute en el estadio y de que el ciudadano esté a gusto en una calle o en un porche. Todo lo demás son bicicletas.
Sobre el Sentimiento Trágico de la Vida ya he escrito en algunas ocasiones y aún he de escribir por lo menudo y en serio. Ahora (no menos en serio) sólo digo que ese sentimiento está en ansias inalcanzables de trascendencia, en afanes estériles. Y mientras uno llora en esa angustia, la vida luminosa y colorida está ahí. Y somos todos tan tontos (algunos más) que ni la vemos ni la queremos ver.


(Ah, y que nadie me ponga como contraejemplo a Messi. Ese tampoco se gastará su pasta en Schopenhauer. Ése es sólo más bajito y más feo).

3 comentarios:

  1. Triste, muy triste. Hay que admirar la obra no al creador.

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  2. No has dicho ni mu de la novia de CR7!!. Ay si la pillara a esa Unamuno.......

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  3. Te hacía un comentario sobre Le Corbusier (recuerdas?)....cuando alcances ese sentido de trascendencia...que hacer?.
    Cuando tengas muy claro que vas a pasar a la Historia y una pléyade de estudiosos va a escribir sobre ti...qué hacer?, como comportarse?.
    Recuerdas el mito de Luzbel?...recuerdas el "memento mori" los triunfadores romanos?.
    Efectivamente, este es un gañán....pero muy guapo.

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