viernes, 12 de agosto de 2011

Malaria, animales salvajes, congelación, caníbales.

Estamos en verano otra vez, y vuelvo a hacer un artículo muy chorra con la excusa de que es "el post veraniego". (El del año pasado está yendo muy bien. Tiene bastante éxito).
El motivo es que me he encontrado esta bonita sección, El ladrillazo del verano, en el suplemento Vivienda del periódico EL MUNDO.
Han acudido a diez conspicuos personajes de la sociedad española y les han hecho a todos las mismas diez preguntas prediseñadas para obtener evidentes respuestas demagógicas.
Me ha hecho gracia, porque una de las diez preguntas perennes es que digan tres razones para irse a vivir o no irse a vivir a Seseña.
Seseña es tristemente famosa en el mundo de "la vivienda". La hizo famosa "el personaje", como le dice uno de los preguntados. Y me veo, yo, que tanto he despotricado contra todo aquello, esperando que alguien diga algo amable de mi pueblo. Pero nada. No hay forma.

Tan sólo se sale de lo trillado Joaquín Reyes, que dice que no se iría a vivir a Seseña por la malaria, por los animales salvajes, por la congelación en invierno y por los caníbales. Si es por eso, vale. Pero al escritor superextraordinario (por cierto, muy bien parodiado por Joaquín Reyes en sus Celebrities) a lo mejor le tendríamos que decir los seseñeros que nosotros tampoco le querríamos por vecino. No sé. Es un decir.
Todos los entrevistados creen que Seseña es sólo aquel famoso episodio de urbanismo creativo. Bueno, qué se le va a hacer. Seseña es mucho más, como cualquier grupo de gente y de historias.
Influido por el escritor, y contagiado por su pertinaz y contumaz afán de protagonismo, os comento que hace tiempo escribí una novela sobre Seseña. Bueno, sobre mi familia seseñera. Pero al menos es algo más que asociar mi pueblo al pocerismo. Se ve que en ese pueblo ya hubo gente antes, y que no lo inauguró "el personaje".
Perdonad por este post, que se va demasiado de lo que yo quiero que sea mi blog, pero comprended que hace mucho calor y que no me centro, ni pienso con la suficiente claridad, y me dejo llevar por lo que veo en internet cuando curioseo.


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