lunes, 24 de enero de 2011

La tragedia de Leonidov

El estudiante de arquitectura Ivan Ilich Leonidov hizo el proyecto final de carrera más famoso de la historia. Tanto es así que aparece en toda Historia de la Arquitectura Moderna que se precie.


El Instituto Lenin muestra cómo un muchacho que está terminando sus estudios es capaz de resolver con un golpe de genio las eternas desavenencias programáticas entre las dos corrientes arquitectónicas modernas principales en la URSS: la ASNOVA y la OSA. La primera era más formal y plástica, y la segunda más funcional e ideológica. El extraordinario proyecto de Leonidov es una potente obra formal, y al mismo tiempo propone un programa sólido y exacto.
Su profesor Alexander Vesnin, uno de los dioses (con su hermano Leonid) de la arquitectura moderna, se fijó en el joven y se lo llevó a su estudio en volandas.
Un proyecto fin de carrera es un ejercicio escolar que no está llamado a ser construido. Lo que no sabía entonces el brillante Leonidov es que jamás se iba a construir ninguno de sus magníficos proyectos.

Edificios de todo tipo, planes urbanísticos, propuestas urbanas... Todo era provocador y poderoso. Todo se publicaba y daba la vuelta al mundo, pero no se construía.


Leonidov admiraba a Le Corbusier, y Le Corbusier admiraba a Leonidov. Dicen que cuando el francés llegó a Moscú para presentarse al ignominioso concurso del Palacio de los Soviets preguntó si Leonidov participaba. Le contestaron que no y se frotó las manos. "Entonces esto está ganado". No ganó. El jurado dio el premio a una repugnante tarta de bodas, extendiendo el certificado de defunción de la arquitectura moderna en Rusia.
Leonidov había llegado demasiado tarde a la arquitectura, al mundo, a la vida. El poder, como todos los poderes del mundo, quería obras sólidas, clásicas, simétricas, que su zafia autoridad supiera entender. La revolución utilizó las vanguardias artísticas para menear al poder, para sacudir la apolillada sociedad. Pero una vez que se instaló en los palacios los perpetuó, y a los artistas revolucionarios les dio una patada ahí. El cuento es el de siempre.
La OSA y la ASNOVA murieron. Ahora mandaba la VOPRA (Asociación de Arquitectos Proletarios), imbuida en el "realismo socialista". Por supuesto que Leonidov no pertenecía a aquella panda.
La arquitectura moderna se terminó. Hacer edificios modernos era ser "formalista" y "contrarrevolucionario". Ser muy bueno era ser "individualista" y "antisocial". Leonidov tuvo tantos enemigos como si hubiera construido cientos de edificios, pero no construyó ni uno solo.


Y seguía dibujando con una precisión asombrosa, con una fuerza terrible, con unas ideas geniales, y algunas revistas europeas le seguían publicando sus proyectos. Pero le estaba vetado construir.
Cada vez era más místico, cada vez estaba más enfebrecido por su trabajo. Cada vez estaba más "iluminado". Daba soluciones a los rascacielos modernos, a las ciudades industriales, a los equipamientos para el pueblo. Dibujaba, hacía maquetas, plasmaba ideas. Pero no construía.


La URSS no podía permitirse tener técnicos cualificados vagueando y haciendo chorradas. Había que servir a la revolución. Había que trabajar. Leonidov fue llamado junto con otros grandes arquitectos para  colaborar en las diversas obras que había que hacer en el sanatorio termal Ordzhonikidze, en Kislovodsk.


A su brillante mano, a su genial inspiración, se debe una ridícula escalinata al aire libre, a base de gradas y explanadas semicirculares, pasteleramente neoclásica, coronada por un balcón repollón con balaustradas.
El mejor arquitecto de la vanguardia rusa hizo esa única obra en su vida. El gran Leonidov, envidia y celos de Le Corbusier, hizo un graderío estúpido rematado por un balconcillo idiota. Caiga el oprobio sobre los criminales que segaron aquella vida heroica.

5 comentarios:

  1. Debo admitir que hay cosas en tu texto con las cuales estoy muy de acuerdo. Sin embargo mencionas otras que obviamente merecen un poco mas de ivestigacion, y consequentemente, una aclaracion mayor. Sobretodo para aquellos lectores que no sean muy eruditos en la materia.
    Yo tuve la fortuna de educarme -arquitectonicamente, con un discipulo de Leodinov. Asi que conozco su obra desde un plano muy cercano y real. En el 2002 viaje a Rusia con la intencion de estudiar la 'Vanguardia Rusa' (tal como tu defines) y debo de afirmar que esta es una materia que debria de ser impartida, como asignatura necesaria, en cualquier escuela de arquitectura Espaniola.
    El hecho de que Rem Koolhaas haya viajado mas de 90 veces a Moscow, no es un mero hecho fortuito. La series de dibujos que produjo durante su epoca en la AA de Londres, son como muchos de Zaha Hadid, una clara copia de aquellos completados en series muy conocidas de El Lissitzky. Otra obligada referencia a estudiar.
    Durante mi viaje a Moscow, pude visitar el unico edificio publico que Le Corbusier completo alli - a pesar de que, intento tras intento, sus ambiciones de construir en este pais fueron ifimas.
    Ahora bien, mecionas los hermanos Vesnin pero no Melnikov. Quien a mi juicio merece identificarse -como muy posiblemente, el que fue capaz de construir una serie de obras las cuales Le Corbusier admiraba profundamente. A mis ojos, este fue su mayor 'enemigo' e incluso quizas, aquel responsable de que el frances no pudiera progresar alli tal como el hubiera deseado.
    De mencion especial cabe resaltar su casa - la cual tambien tuve la oportunidad de conocer aun cuando su unico hijo vivia (el que por cierto me confenso, que el unico placer que el hubiera gustado completar en en su vida y que aun no hizo era, tal como me dijo, visitar el Museo del Prado de Madrid, pues se consideraba como un amante apasionado de Velazquez). Este me guio por todos los rincones de su hogar renombrando la calidad del trabajo de su padre, cuya otra obra postuma, el pabellon de la USSR en Paris, hace que su trabajo y aportacion al mundo creativo se pueda considerar como no solo de talante ejemplar, pero tambien muy dispar.

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  2. Gracias por tu comentario, Curro. Escribo a bote pronto y de memoria, sin documentarme. (Sólo lo hago a veces, cuando tengo un nombre en la punta de la tecla y no me sale, pero en general no me armo de documentación). Hay muchas imprecisiones en mis escritos. Quiero transmitir una sensación y una convicción, más que datos.
    Estoy de acuerdo contigo en que la arquitectura soviética de las primeras décadas del S.XX debería estudiarse más a fondo en cualquier escuela de arquitectura. Y te envidio por haber estudiado con un discípulo de Leonidov.
    También estoy de acuerdo (cómo no) en que Melnikov es uno de los grandes.
    Sobre vanguardia rusa se podría estar hablando sin parar. Lo mío ha sido sólo una evocación triste a la tragedia de Leonidov.
    Un abrazo, y gracias por tu atención.

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  3. (Por supuesto que el nombre del sanatorio, Ordzhonikidze, y la ciudad en la que está, Kislovodsk, no los sabía y los he tenido que buscar. Lo que no se me ha olvidado desde que lo vi por primera vez es el triste balcón y la pomposa escalinata).

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  4. Curro, es cierto que Melnikov es digno de mención ante esa genialidad de la que habla José Ramón, pero creo que eran concepciones distintas. Melnikov fue un arquitecto de estilo propio realmente. Una especie de transición entre la ideología revolucionaria y el movimiento moderno que llegaba a Rusia en los años 20. No es, al menos en la teoria, un constructivista, aunque se hable de el como tal. Prueba de ello es que formalmente, los edificios de Melnikov son muy singulares, experimentales y variables, y la arquitectura planteada por Leonidov, durante la primera etapa si era puramente constructivista, arquitectura de la construcción y la linea, como en el Instituto Lenin. Los celos de Le Corbusier probablemente vendrían por la genialidad de Leonidov en componer sobre el plano los volumenes que planteaba. Cada plano de Leonidov es una obra maestra de la composición, al menos formal. No creo que LC fuera enemigo de las propuestas sino del talento de otros, que consideraba que nadie podía superar en Rusia. Que no progresara su trabajo allí estuvo propiciado también por el mismo motivo por el que Melnikov quedó recluido en su casa desde los años 30. Aprovecho para recomendar una edición magnifica del trabajo de Leonidov, de las pocas que existen por la Editorial italiana Electa. http://www.electaweb.com/catalogo/scheda/978883705761/it?language=en_EN

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  5. Recuerdo oir a Koolhaas hablando de sus influencias y sólo citar dos nombres concretos: Mies y Leonidov. Triste que sea tan poco conocido.

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