sábado, 18 de diciembre de 2010

La placa

Ayer, viernes diecisiete de diciembre, se celebró la cena anual de la Demarcación de Toledo del Colegio Oficial de Arquitectos de Castilla-La Mancha.
Entre otros actos entrañables, se entregó –como todos los años- una placa conmemorativa a los arquitectos que han cumplido veinticinco años de profesión. Y yo era uno de ellos. Ya me ha tocado.
Dije unas palabras. Como cayeron bien las voy a intentar escribir aquí. Tenía la vaga idea de lo que quería decir, pero no me lo había preparado, así que lo que aquí pongo es algo aproximado a lo que dije de forma semiimprovisada.



Buenas noches.
Cuando empezó esta tradición de entregar una placa a quienes cumplían veinticinco años yo era aún joven, y pensaba, con la inocente petulancia de la juventud, que eso no tenía mucho sentido. No se premiaba un buen proyecto, ni un trabajo de investigación, ni una conferencia o publicación… No. Sencillamente se les daba un premio por estar, por permanecer, por seguir. No lo entendía.
Ahora me dan la placa, y lo entiendo perfectamente. Y me enorgullezco. Y me la merezco.
Me la merezco porque permanezco, porque sigo.
Tenemos una profesión apasionante, pero muy dura. Los arquitectos que estamos en la calle tenemos que captar un encargo. Escuchamos las pretensiones de nuestros clientes sin entenderlas muy bien, y les hacemos unos dibujos que ellos no entienden muy bien. Al final sale una obra que a menudo no es lo que nosotros queríamos, ni lo que ellos querían. Y seguimos buscando otro cliente.
Recibimos requeridos del colegio, del ayuntamiento, y no sabemos cómo contestar ni corregir ni subsanar lo que nos piden. Recibimos una carta de la comunidad autónoma, y no sabemos qué nos quieren decir, y respondemos como podemos. Y me digo: “Esto es demasiado”… Y sigo.
Cuando ya sabemos cómo hacer un proyecto nos cambian súbitamente los procedimientos y la normativa, y en dos días tenemos que ser expertos en algo nuevo de lo que no tenemos ni idea. Y yo digo: “no puedo más; lo dejo”… Y sigo.
Una OCT me manda una carta amenazándome con ponerme una reserva técnica si no justifico no sé qué. Y me digo que no puedo más, que me voy, que ya está bien… Y sigo.
Alguna vez tenemos una reclamación, una demanda por un simpático problemilla sin importancia, y entablamos relaciones con ASEMAS, con el abogado, con el juzgado… Es una de las experiencias más hermosas que puede tener un ser humano. Y me digo: “Ahora ya sí que sí. Ahora ya sí que lo dejo”… Y sigo.
Estamos atravesando el peor momento de la profesión desde que tenemos memoria, y estamos cerrando nuestros estudios… pero seguimos.
Así que sí es para estar orgulloso el llevar veinticinco años siguiendo, permaneciendo, resistiendo y aguantando. Sí que merecemos este premio.
A los jóvenes, a quienes os faltan muchos años para que os den esta placa, os deseo que resistáis, que sigáis, que lleguéis a merecerla. Y a los más mayores, que ya la habéis recibido en años pasados y que seguís, os merecéis una nueva cada año. (Esto último lo digo interesadamente, porque ya me tocaría el año que viene otra vez).
Y a Juan José –recibió la insignia por cincuenta años de profesión, la primera que da este colegio- sólo le puedo decir que es un héroe y un ejemplo para todos.
Ya veis. Me han dado esta placa no por ser un buen arquitecto ni por hacer hermosas obras, sino por resistir.
Muchas gracias.

6 comentarios:

  1. Felicidades.

    No creo que sea fácil ejercer durante 25 años la profesión que a uno le gustaba cuando tenía 18. Lo que ya es la repera es seguir con ilusión, casi con inocencia.

    Enhorabuena

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  2. Enhorabuena, camarada.

    Digo camarada y no colega....entiéndelo.

    Ciertamente la de los 25 es por resistir, la dan por tiempo (yo la tengo desde hace dos años).

    Es muy sencillo, amigo: lo eres y no puedes dejar de serlo. Te jodes!!!. Y te enorgulleces. Y yo te otorgo razón.

    Te falta un supuesto: solo visas una obra, el tipo te demanda y como solo has visado una, tienes el 100% de siniestros....tu seguro te abandona, después de 25 años pagando como un bellaco. Y dices: me hago escritor.
    Pero sigues, sigues porque lo eres.Lo eres porque lo quieres ser.

    Enhorabuena por serlo. Tíos como tú, creo, deben quedar pocos. (Tener pasión después de media docena de gatillazos, no es fácil.)

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  3. Este año no estuve en la cena y me perdí el discurso.
    Es una pena pero me alegro mucho por tí, porque eres una persona maravillosa y que a ver si sacamos un rato y nos juntamos.

    Un fuerte abrazo y enhorabuena.
    Ser

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  4. Me temo que tal y como van las cosas van a tener que entregar a muchos la de 50 años. Poca gente será suficientemente solvente como para permitirse el lujo de no currar. Puede ser patético.

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