viernes, 29 de octubre de 2010

Moneo con picatostes

Rafael Moneo está construyendo el Palacio de Congresos de Toledo. Los toledanos están ya más tranquilos porque al edificio han empezado a ponerle picatostes.
Rafael Moneo no es un mal arquitecto. Suele ser correcto. A mi modesto juicio no pasa de mediano. O de mediano tirando a bueno. Un seis y medio.
En el Miradero de Toledo hizo un bloque donde alojar una gran sala y muchos despachos y salas pequeñas. Un programa muy amplio, pero fácil, en un sitio espectacular.
Resolvió el problema como de costumbre: con corrección y sencillez, y encima se tiró el rollo de modernillo con unos elementos muy plásticos en el acceso superior.
El volumen se distinguía porque los conductos de ventilación se manifestaban como contrafuertes huecos (lo contrario de los contrafuertes) y tenían un gesto simpático que hasta se podía leer en clave post-estructuralista derridiana. El hormigón visto de color natillas no desentonaba del entorno, y la cosa quedaba limpia y correcta (incluso con las "almenas" de la barandilla del Miradero).






Durante mucho tiempo los toledanos han estado viendo esta imagen, y ya se habían acostumbrado a ella. La mayoría se habían resignado. Pero lo que no sabían es que las natillas de vainilla llevaban picatostes.




Bueno, pues ya están pegando los picatostes. Así sí. La cosa cambia. La gente está mucho más tranquila.

El interior del edificio tiene unas escaleras mecánicas llamadas a dar un servicio utilísimo a la ciudad. Miles de personas las usarán a diario para salvar el tremendo desnivel que hay entre el barrio de Santa Bárbara y el casco histórico. Ya hay un precedente en el fantástico remonte mecánico de Recaredo, de José Antonio Martínez Lapeña y Elías Torres Tur, que además de funcionar estupendamente es una constante fuente de alegría y de placer espacial. Pero lo que ha hecho Moneo es esto:


Qué sordidez. Qué pesadilla.
Algunas almas caritativas pensaron que los miembros de la corporación municipal, supuestamente ignorantes y medrosos, le habían obligado a empicatostar el edificio, y Moneo (siempre tan dúctil) había terminado por consentir. Pero qué va. Es así ya en los primeros dibujos del... ¡Uy, iba a decir concurso! ¿Qué concurso?

Pues eso: Que ya tenemos un Moneo en Toledo. Es lo de siempre: moderno ma non troppo, levemente (muy levemente) provocativo y picarón con las marquesonas y los obispos, pero correcto al fin y al cabo. "Ay, Don Rafael, qué cosas tiene usted. Ji, ji". Don Rafael siempre se queda en lo justo. No se propasa. Por eso mantiene su prestigio.
Utiliza aplacados que imitan fábricas falsas, mamposterías de pan frito, pero deja las tiras de hormigón vainilla para demostrar que él no es kitsch, sino reintérprete del post. ¡Qué talento más grande! (arquitectónico no).


El color, la textura de su edificio "dialogará" con los edificios de al lado. No tiene nada que ver con ellos, no los aprecia ni los entiende, y además exhibe con petulancia su supuesta modernez. Pero dialogará. Es todo mentira. La mampostería no es tal, sino alicatado. Y además no tiene ningún sentido. Es un gesto de nuevo rico que quiere volver a sus orígenes, de indiano que vuelve a su pueblo y se hace el casoplón más estrafalario, diciendo a la vez "soy uno de vosotros" y "soy muy superior a vosotros". Es el rico que confraterniza hipócritamente con los pobres. Es el señorito Iván de Los Santos Inocentes.
También viene de camino a Toledo la espectacular parida de Jean Nouvel. Ya hablaremos de eso, que tiene todavía más tela que esto.
Y seguro que acabaremos viendo el puentecito de Calatrava cruzando el Tajo. Menos mal que la crisis retrasará esto algunos años.
Y luego nos quejamos de que la gente esté harta de la arquitectura moderna. Qué pena.

4 comentarios:

  1. no me disgusta Moneo, tampoco me disgusta su arquitectura, pero estoy contigo en que esa dosis de corrección, se merece un 6 y medio.

    en la intervención de Toledo, le bajaba un entero.

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  2. El Miradero...la Mezquita, tantos y tantos.
    Yo soy de Toledo, aquí nací, aquí nació mi padre y aquí nacieron mis abuelos. Aquí nació mi madre, y nacieron mis dos abuelas.

    Y algunas veces me da mucha pena y coraje...en fin, nacer en un sitio no es un mérito ni un demérito. Sencillamente es que los que dirigen son tontos del culo y unos cobardes.

    No lo duces, Joserra, vendrán los Moneos, los Nouveles, los músicos y los danzantes: todos pasarán por el aro de los Marañones.

    Solo uno tuvo criterio y cojones para mantenerlo: Diego Peris.

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  3. Conozco un poco la obra de Moneo, y me resulta... aburrida. Creo que es un arquitecto que ha querido dejar de lado las "moderneces" que podemos ver en las revistas, pero sin querer que los arquitectos de ese colectivo le dejen de lado. Es un estar sin querer estar.
    El pro, el museo nacional de arte romano, que me gusta bastante (aunque no he estado y podría llevarme una sorpresa...)
    El contra, la ampliacion del museo del prado, en donde ves esa gigantesca puerta que no pega mucho, pero por la que te entran ganas de pasar y sentirte como un rey, y el maldito no te deja pasar...

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  4. Lo mejorcito de todo el proyecto es el amplio estudio que dedicó Moneo a los radios de giro de los coches para la entrada al aparcamiento. Qué comodidad, qué holgura, qué maestría... Magnífico, magnífico.

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